Formatear la unidad


Formatearlaunidad

¡Cuánto miedo nos ha dado durante años esta palabra!: Formatear.
Hacer esto en un ordenador supone borrar todos los datos de nuestro equipo. Por eso es aconsejable hacer antes una copia de seguridad para no perder nuestros datos importantes, nuestros recuerdos, nuestros mensajes….
Durante años, cuando mi equipo comenzaba a ir algo lento como consecuencia de la infinidad de programas que vamos instalando y desinstalando cada día, hacía una copia de seguridad y formateaba el disco duro. De ese modo, el ordenador volvía a trabajar como si fuera nuevo: arrancaba rápidamente, el sistema operativo que instalaba estaba actualizado, aprovechaba entonces para instalar nuevas versiones de los paquetes de software… ¿El resultado?: Espectacular. Tras varias horas dedicadas al «trasto» en cuestión, éste lucía como nuevo. En realidad era nuevo. Sin todos esos ficheros partidos, perdidos, sin todos esos ficheros temporales, sin los historiales en el navegador, sin mensajes en el buzón, mi equipo iba como un tiro.
Hace algunos meses publiqué en una revista muy bien hecha un artículo sobre «Afilar la Sierra», sobre tomarse un tiempo para aprender, para reflexionar, para bajarse de la rueda del hámster, para capacitarse, y hacía referencia a una extraordinaria parábola que Gustavo Piera escribió en su libro “La charca silenciosa”. En ella, un águila le cuenta lo siguiente a una rana en busca de su “porqué”:
“Las águilas tenemos una vida muy longeva, nada menos que setenta años. Sin embargo, cuando llegamos a los cuarenta, la muerte nos acecha por sorpresa. Es curioso, pero las uñas, antes fuertes y flexibles, se curvan y se vuelven débiles. No conseguimos agarrar a nuestras presas. El pico, puntiagudo y preciso, también se curva. Las alas se vuelven pesadas. Resulta difícil volar y no podemos cazar para alimentarnos.
Entonces, el águila tiene dos alternativas. Morir o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación que dura 150 días. Si opta por lo segundo, buscará una hendidura en la roca para refugiarse. Y comenzará a golpear el pico contra la pared, repetidamente, hasta que consiga arrancarlo. Entonces tendrá que esperar semanas hasta que le crezca un pico nuevo, joven y fuerte, y con él se arrancará una a una las uñas. Cuando éstas crezcan, las usará para arrancarse las plumas. Y, al cabo de cinco meses, cuando vuelvan a crecerle las plumas, el águila saldrá de la gruta e iniciará su vuelo de renovación. Le quedan por delante treinta años de vida”.
Yo he tenido esa oportunidad que mucha gente desea: Parar como el águila. Parar y leer. Parar y pensar. Parar y disfrutar de pequeñas cosas. Parar y ayudar a otros. Parar y tener conversaciones pendientes. Parar y ordenar los ficheros, borrar archivos y meter software nuevo. Parar y abandonar viejas costumbres que me trajeron aquí, que me fueron útiles, pero que ya no me van a servir en mi nuevo camino.
Yo ahora me siento como el águila, me siento como el ordenador formateado, renovado, con mucha más fuerza, con mucha más velocidad y con mucha más energía.
Quiero aprovechar para dar las gracias a las personas que me han ayudado en este tiempo. Desde las personas más cercanas (ellas saben quienes son), hasta mis compañeros de coaching, las personas que me han admitido en sus asociaciones, en su cenas de amigos, las que me han brindado su desinteresado apoyo, las personas a las que he hablado en mis conferencias, las personas a las que he “coacheado”… De todos ellos voy a guardar un magnífico recuerdo por lo intenso de esta etapa, pero ya tengo su email y su teléfono, y voy a hacer lo posible por seguir manteniendo las relaciones.
Esto no ha hecho más que empezar…..

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