Unidad Confortable

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Hace algunos días fui invitado por la Barna Business School de Santo Domingo, en la caribeñaRepública Dominicana, a dar clase en un programa sobre Coaching Directivo. Se trató de un programa abierto que contó con la presencia de importantes directivos de allá, en la que es considerada como la primera escuela de negocios del país. Fue un honor para mí tener esta oportunidad.
He querido escribir unas notas para el blog sobre este asunto, por la importancia que el desarrollo del talento en las organizaciones tiene en este país en pleno proceso de definición de su futuro.  En Barna lo saben bien, y por eso llegaron a un acuerdo con el IESE hace algún tiempo, y están desarrollando con mucho éxito el Advanced Management Program AMP, en el que sus alumnos comparten experiencias internacionales en Santo Domingo, en Barcelona y en Nueva York.
Me ha encantado la hospitalidad dominicana. Son un país con un magnifico porvenir, y unas gentes ansiosas de demostrar al mundo todo el talento que tienen, aunque lo exporten involuntariamente con las personas que emigran en busca de un mejor futuro. Baste citar, como ejemplo de la capacidad de generar riqueza para el país, los impresionantes “resorts” de la costa de Bávaro. No sería justo si no hablara de desigualdades, que las hay, y en términos sociales, muy profundas: El 47% de la población está encuadrado en la clase baja, y un 10% más en la indigencia. Sorprende ver urbanizaciones lujosas al lado de casas muy modestas, en las que las personas sobreviven con muy poco dinero y alimentos al mes. Esta es una de las asignaturas pendientes que tiene el gobierno que se forme en 2012, tras las elecciones.
El titulo de este post hace referencia a esto. Una de las primeras cosas que tuve que aprender al llegar allí, es que la única forma de ir en un taxi que se pueda parecer a uno europeo es llamando directamente a la compañía, y pedir una “unidad confortable”. La alternativa son los “conchos”, turismos en bastante mal estado de conservación que recorren la ciudad en rutas fijas, y que transportan a siete personas en el lugar que deberían viajar sólo cuatro o cinco.
Sin embargo y pese a todo, sólo he visto gente inquieta, trabajando por su futuro, luchando contra la abismal subida de los carburantes, pero encontrando en el ingenio y el esfuerzo personal la manera de pelear por un futuro mejor para sus familias. Me he encontrado con personas sonrientes, siempre “a la orden”, como dicen ellos (seguramente fruto del lenguaje militar propio de los tiempos de Trujillo), siempre al servicio del turista, arrancando una propina de manera simpática, nunca pedigüeña. No me han pedido por las calles, cosa que no se puede decir de otras ciudades a priori más ricas.
Deberíamos aprender de ellos esa disposición para el servicio. España es el segundo país del mundo en recibir turistas extranjeros y sólo es superado por Francia. Si hablamos en términos de los ingresos que aporta el turismo, también somos el segundo país por detrás, en esta ocasión, de Estados Unidos. Un país como el nuestro con tanta dependencia del turismo, no tiene más remedio que seguir mejorando la disposición hacia el turista, no tiene más remedio que contar con todo el talento disponible, no tiene más remedio que reinventarse cada día…
Hoy, una de las pocas cosas que podemos hacer para mejorar es seguir formándonos, seguir invirtiendo en potenciar el talento de las personas que aún trabajan, y aprovechar este talento que todos llevamos dentro para capear esta situación de la mejor manera posible. Nadie nos va a sacar de ésta. Nada lo va a conseguir, excepto nuestra capacidad de entregar el mejor servicio posible en lo que hagamos. Es tiempo de cambiar nuestros viejos “conchos” por “unidades confortables”.
Vamos a por ello!!!!!!

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